Defensa Personal

 

Cada vez más, los hombres y mujeres de hoy en día se van dando cuenta de lo necesario que es conocer algún sistema de defensa personal que permita al individuo lidiar de manera rápida y efectiva con situaciones de estrés en las cuales la integridad física se vea amenazada.

El espacio físico dentro del cual desarrollamos nuestras actividades cotidianas puede ser un lugar agradable y tranquilo, nuestro círculo de amigos de confianza y seguro, pero en realidad, nadie sabe ni donde ni cuando dicha tranquilidad puede verse amenazada por personas ajenas a nuestro entorno.

La práctica continuada de un sistema de defensa personal eficiente y adaptado a las necesidades de hoy en día conseguirá que vivamos más tranquilos, más seguros de nosotros mismos. Ello se traducirá inmediatamente en un bienestar general que incidirá notablemente en la manera que tenemos de afrontar los problemas cotidianos de la vida en la gran ciudad.

¿Quién no ha sentido alguna vez el estrés que provoca ser insultado o humillado por una persona agresiva, cuando sin embargo uno no es culpable de aquello por lo que está siendo increpado?

La falta de seguridad en uno mismo ante situaciones límite provoca una parada motriz instantánea que nos incapacita para proteger nuestra integridad física en caso de que fuera necesario.

Esta situación y muchas otras pueden ser evitadas si nuestro agresor se percata de que la persona que tiene delante se presenta serena y tranquila, segura de sí misma y dispuesta a plantar cara si fuera inevitable.

Existe un dicho popular dentro del mundo de los practicantes de artes marciales: «una pelea se acaba en la mayoría de los casos antes de empezarla». Esto quiere decir que si nuestra actitud ante una situación limite se muestra decidida y confiada, nuestras posibilidades de éxito aumentaran notablemente, incluso de manera que nuestro oponente vea su autoestima(que inicialmente estaba por las nubes) tan baja que decida retirarse de la pelea antes de empezar.

Como dijo un gran maestro: «hay que domar al monstruo de la adrenalina…»

La finalidad de la defensa personal no es la agresión sino la defensa, la defensa de uno mismo y de todos aquellos que en determinado momento lo puedan necesitar.

Aprender a defendernos nos permitirá controlar nuestras emociones y sentimientos a flor de piel y hará de nosotros personas más serenas y equilibradas.

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