Ayer estuvimos dando clase en la clase de campo. Aunque un triatlon nos lió el encuentro inicial, luego pudimos entrenar 3-4 horas concentrados y con ganas. Por no hablar de las jarras de cervezas y bocatas al sol junto al lago.
Parece que todos estamos de acuerdo en repetirlo. Se entrena mejor al aire libre y con espacio.
Mi intención era demostrar que por muy bien que salgan los programas, luego hay que meterlos en libre y hacer mucho sparring, a diferentes niveles, para empezar a ver las cosas, no quedarse tenso y comprender mejor el Wing Tsun. La prueba es que la gente empezó sintiéndose rara y al final estaban casi cómodos.
Para poder «romper el hielo», tras un pequeño libre inicial para ver los problemas, enseñé a los alumnos parte de la segunda sección de muñeco de madera, tal y como hizo sifu en un curso (no lo había enseñado desde entonces). Los alumnos con esa secuencia empezaron a soltarse, a combinar golpes y pegar arriba abajo quitándose la «foto» típica de Wing Tsun.
De ahí vieron que había que moverse, meter pasos y cómo combinarlo con el trabajo de los dos primeros programas (encaja perfecto).
Queda mucho que trabajar, pero hay muchas ganas.